EL YETI SE SALE DEL HUACAL
Se hallaba el famoso Yeti, el hombre de las nieves, encaramado en lo alto de una elevación de los Himalayas, meditando y disfrutando el aire fresco, circundado por un magnífico paisaje. Tenía junto a él una gran caja de cartón. De pronto, surgido de quién sabe dónde, un personaje se le aproxima y llegando hasta él le dice:
“Soy Moisés y traigo aquí las Tablas de los Mandamientos que Dios Dictó para un Mundo Libre”. El Yeti, sintiéndose incomodado, mira con desprecio a Moisés de la cabeza a los pies, y le arrebata las Tablas arrojándolas al precipicio, luego de lo cual profiere: “Qué Dios, ni qué Tablas ni qué Mundo Libre ni qué los cuernos de Belcebú. Vámonos a la goma de aquí”… Y dejando sin aliento a Moisés, clavado ahí cual estatua de hielo, el Abominable Hombre de las Nieves, el Legendario Yeti, toma consigo su gran caja, que no era otra cosa que una muñecota inflable, y desaparece entre las nubes…A los pocos instantes, Moisés, ya repuesto del shock, grita a sus huestes que se habían mantenido unos cuantos metros más abajo: “Bájenme a ese cabrón hijo de puta de allá arriba; que no se pase de reata”… Y en lo alto se escucha una voz como de trueno: “Agárrenme si pueden, ojetes”… Y así, finalmente, el abominable Yeti, el legendario Hombre de Las Nieves, se pierde en las alturas de los Himalayas…
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