Esto es un lepero que tiene dos caballos que son tan parecidos
que no puede distinguirlos, asi que un dia se va a hablar con el alcalde,
que es un hombre de mundo y conocera alguna solucion;
– Mu buena, seño arcarde; vera, e que tengo do cabasho que son
mu paresio, y tengo que distinguil-lo porque asin no se si l’et-toy
dando de comer a lo do o solo a uno, asin que pense que lo mih-mo ut-te
conosia un remedio.
– Mira, si son tan parecidos, lo que puedes hacer es recortarle
el pelo de la cola a uno de ellos.
– Recontramursia, qu’idea ! Ut-te si que sabe, seño arcarde.
Asi que durante una temporada no hay mas problemas, pero al cabo
de dos meses este hombre vuelve a ver al alcalde:
– Mu bueno dia teng’ut-te, seño arcarde. Vera, e que vuelvo a
tene el mih-mo problema d’ante, poc-que el pelo e la cola del cabasho
ha vuelto a crese y ya no se que cabasho e cual.
– Pero hombre, Eufrasio, si eso tiene facil remedio, lo que
tienes que hacer es volver a cortarle el pelo de la cola antes de que
haya crecido otra vez, de forma que uno de los caballos tenga siempre
la cola mas corta que el otro.
– Aiva mi madre, et-te hombre e un genio !! Musha gracia !
Y parece que el problema esta arreglado hasta que al cabo de
otros dos meses:
– Bueno dia no de Dio, seño arcarde. Po vera, sho venia a
vel-le poc-que e que m’olvide de recortal-le la cola al cabasho, y de
nuevo tengo el mih-mo problema d’ante…
– Hmmm… Eufrasio, tio, hay que estar mas atento… vamos a
ver, tenemos que pensar en algo que no dependa de ti y que no vaya a
cambiar con el tiempo… por ejemplo, estas seguro de que los dos
caballos tienen la misma estatuta ? A lo mejor te basta con ponerlos
juntos y comparar su altura para distinguirlos.
– Ondia, et-to si que e grande ! Arcarde, ut-te e un hombre de
recurso, voy a medil-lo enseguia…
Y al dia siguiente se vuelven a encontrar:
– Seño arcarde, que tenia ut-te toa la rason del mundo, resulta
que’l cabasho blanco e veinte sentimetro ma alto que la shegua negra !
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